Cómo aprender a DELEGAR
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Cómo aprender a DELEGAR

“El mejor ejecutivo es aquel que tiene el suficiente criterio para elegir buenos colaboradores para hacer lo que hay que hacer, y la suficiente fuerza de contención para no entrometerse mientras lo hacen”. 

Theodore Roosevelt

La teoría está muy clara: cuando un CEO contrata personal, se fija en sus habilidadesconocimientos y valores, para que éste pueda encargarse de todos aquellos temas que lleven a la empresa a la cumbre.

De la teoría a la práctica se observan algunos cambios: tenemos la mala costumbre de no saber delegar. Parece una tontería, pero no saber delegar es un serio problema que puede llevar a una empresa a la hecatombe. Es así de sencillo: al no delegar, pones en duda tu propio criterio al haber decidido contratar a dicha persona y no a otra.

También hay que ser coherente, es decir; hay que tener cuidado con los extremos -porque todos los extremos son malos – y saber lo que sí, lo que no y lo que nunca, se puede delegar. Hay algunos puntos a tener en cuenta para saber distinguir y tener un criterio adecuado para aprender a delegar:

1.    No somos perfectos. No lo sabemos todo, necesitamos ayuda de otros para construir un equipo de trabajo eficiente y efectivo para desarrollar determinadas tareas.

2.    Delegar es una herramienta de evaluación. Sí, de evaluar a tu personal, de ponerlo a prueba y valorar la evolución positiva (o no) de dicho empleado en su puesto de trabajo. Hay que dar a los empleados la oportunidad de salir de su zona de confort y demostrar lo que saben y pueden hacer para/con tu empresa.

3.    Mejorar la productividad. Quitarse de la cabeza la frase “Si quieres que el trabajo salga bien, hazlo tú mismo”. Estoy de acuerdo en que hay que saber definir y supervisar los procesos productivos, pero para ello no es necesario estar al mando de un proyecto, sino delegarlo en la persona más alineada para ese foco de trabajo.

4.    Haz un balance: Aprende a decir que sí y a decir que no.

Escucha. Muéstrate disponible, pero no dudes en introducir cambios si lo crees necesario. No subestimes a tu equipo de trabajo, siempre y cuando estén capacitados y cualificados para desempeñar las acciones necesarias.  a dar responsabilidades que puedan desarrollar otras personas. Nunca te dejes perder por la arrogancia, con ello solo pierdes credibilidad y autoridad, y esa es la peor imagen que puede dar un CEO desde su posición de poder. Tiende puentes, no los derribes, trabaja por una buena comunicación y flujo de trabajo.

“He aprendido que, si un problema es fácil, nunca debe llegar a mi mesa”. 

Barack Obama

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